Conocemos como “uñero” o uña encarnada al trastorno que se produce cuando una uña crece mal y se introduce en la piel que la rodea. Se puede producir tanto en las uñas de las manos como en las uñas de los pies.
El resultado es dolor, enrojecimiento, inflamación y, a veces, una infección.
Existen diferentes factores que pueden ser causantes de los uñeros: desde la propia anatomía de las uñas hasta factores externos como el calzado, los traumatismos o la forma de contarse las uñas (¡Se recomienda de forma recta y no excesivamente cortas!).
Algunas enfermedades como la diabetes o la artritis también pueden predisponer a la uña encarnada. En el caso de las uñas de las manos, algunos hábitos como mordérselas, son el origen de las inflamaciones e infecciones de esta zona.
La realización de una pedicura, que generalmente se lleva a cabo por motivos estéticos, no deja de ser una cierta manipulación de estos tejidos. El extraer las cutículas que rodean a las uñas y la utilización de determinados utensilios y productos puede lesionar los tejidos y facilitar que se produzca una infección como el uñero.
En todos estos casos, la aplicación de antiséptico es la forma más sencilla de evitar la infección.
La utilización de Cristalmina (Digluconato de clorhexidina al 1%) en spray o gotero, resulta muy cómodo para la zona de los pies y de las manos. También se recomienda sumergir los dedos afectados previamente en agua tibia durante unos minutos, para disminuir la inflamación y así mejorar el dolor. De este modo, también se reblandece la uña y cortarla o pulirla es más fácil.
En caso de que aparezca pus o que el dolor no mejore en el corto plazo, se recomienda no manipular las lesiones y una valoración médica, por si resulta necesaria la aplicación de antibióticos, tópicos o por vía oral.
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