Todos estamos expuestos a tener heridas, y es fundamental saber si una herida está infectada, para tomar las precauciones necesarias. Si pensamos en los niños, ¡casi no hay un día en el que no se hagan alguna o tienten al destino con sus aventuras! Los juegos, las carreras, las bicicletas, los juguetes, los parques… muchas de las actividades infantiles son momentos en los que se pueden hacer rozaduras, cortes, arañazos, quemaduras, etc. La prevención de los accidentes es muy importante, pero tarde o temprano tendremos que saber qué hacer ante una herida.
Cuando se producen las heridas, lo más importante es su cuidado para que no aparezca la infección. ¿Y por qué prevenir la infección de heridas es importante? Pues porque la infección retrasa la cicatrización y origina una puerta de entrada para que los gérmenes puedan llegar a otras partes del cuerpo.
La piel contiene una flora normal que tiene un efecto protector. Es un tejido vivo con una función extraordinaria de aislamiento y protección. Esa flora que tenemos en la superficie se relaciona con las células de nuestra piel en un equilibrio de convivencia perfecto… ¡Hasta que se rompe cuando hay una herida!
Para que se desarrolle una infección son necesarios 3 elementos:
- Que la piel esté lesionada
- Que haya un germen con capacidad de infectar
- Que los mecanismos de defensa de la piel fallen
La piel se lesiona con las heridas. Y los gérmenes, podemos tenerlos conviviendo pacíficamente en nuestra piel – ¡hasta que “deciden” declarar la guerra!- o podemos cogerlos en el momento en el que se produce la herida al contactar con superficies sucias como la tierra o algunos objetos.
Algunos factores van a facilitar el desarrollo de la infección de la herida:
- Las heridas suelen tener menos aporte de sangre que el resto de la piel. Esta falta de irrigación sanguínea conlleva que las células sanguíneas que se encargan de defendernos de los gérmenes, no lleguen de forma adecuada al “terreno de batalla”.
- La herida rompe la barrera protectora que es la piel, rompe la “malla” que nos recubre y nos aísla.
- La piel “abierta” es permeable al contacto con agentes contaminantes que hay en el ambiente.
- El traumatismo que ha producido la herida puede ser que se haya producido con objetos sucios como la tierra, los metales, los cristales, etc.
- Algunas enfermedades como la diabetes o las enfermedades del riñón, originan que disminuyan las defensas y que las infecciones se produzcan con mayor facilidad.
“¡Al ataque!” Cuando se produce una herida, los gérmenes rápidamente van a colonizar la zona. Si esa colonización avanza, se va a producir la infección. Lo más correcto es ¡intervenir precozmente! De esta manera evitaremos que los microorganismos se alojen a su conveniencia. Lavar la herida y utilizar Cristalmina como antiséptico de forma frecuente va a ayudarte a mantener a los gérmenes a raya y así evitar la infección.
Para saber si una herida está infectada hay que observar la evolución de la herida y si encontramos síntomas como el dolor, el aumento del enrojecimiento, la aparición de secreción, el mal olor o el retraso en la cicatrización pueden ser indicativos de que la herida se ha infectado. En ese caso, lo recomendable es que consultes con tu médico para que te aconseje el tratamiento más adecuado.
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