El alcohol es un antiséptico conocido desde la antigüedad y usado en Medicina desde hace muchos siglos. En la actualidad, en el uso doméstico se utilizan principalmente el alcohol de 96º y el de 70º.
Al contrario de lo que pueda pensarse, es el alcohol de 70 grados el que tiene más capacidad para “matar” las bacterias. Sin embargo, la aparición de la clorhexidina ha aportado nuevas ventajas en lo que al uso de antisépticos se refiere. Te damos algunas pautas para que no te quepa duda sobre cual elegir.
El alcohol y la clorhexidina, principales diferencias
- Espectro de acción: El espectro de acción se refiere al tipo de gérmenes que el antiséptico puede combatir. Tanto la clorhexidina como el alcohol son capaces de combatir bacterias y virus.
- Inicio de acción: El alcohol tiene un inicio de acción retardado (2 minutos). En el caso de la clorhexidina, la acción se inicia en 15-30 segundos tras su aplicación.
- Duración de la acción: El alcohol tiene muy poco efecto residual mientras que la clorhexidina puede mantener su efecto hasta 6 horas después de su aplicación.
- Actividad en presencia de materia orgánica: La clorhexidina es activa en presencia de materia orgánica como tierra o restos de vegetales, algo muy importante en el caso de heridas sucias o que se han producido al aire libre. El alcohol no tiene actividad en presencia de materia orgánica.
- Toxicidad: El alcohol no debería aplicarse sobre heridas abiertas por esta irritación y porque favorece la formación de coágulos con las proteínas, que pueden proteger a las bacterias. La toxicidad de la clorhexidina es prácticamente nula y se tolera muy bien al aplicar sobre la piel.
- Venta: El alcohol puede adquirirse en diferentes establecimientos mientras que la clorhexidina se vende exclusivamente en farmacias.
Aunque el alcohol se haya utilizado durante mucho tiempo y sea un clásico en nuestros botiquines, nosotros lo tenemos claro: la clorhexidina ha mostrado superioridad en muchos aspectos y ¡ya es nuestro antiséptico favorito!
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