Con la llegada del buen tiempo empezamos a disfrutar de las actividades al aire libre y comenzamos a bañarnos en piscinas y playas.
La piel empieza a estar más expuesta a otro tipo de agentes respecto al invierno, ya que disminuimos las capas y la longitud de la ropa, que es otro factor protector contra las heridas.
Las actividades propias de verano en las playas y piscinas favorecen los juegos acuáticos y el entretenimiento en los bordes de piscinas y las orillas de las playas donde puede haber elementos rocosos u otros materiales.
Los golpes y las rozaduras con estos elementos es algo habitual durante el verano, siendo los niños más propensos a ello.
Los pies pasan a ser una zona donde las lesiones van a ser más frecuentes. Al dejar de llevar calcetines y zapatos que cubren toda la superficie, y pasar a llevar chanclas o ¡directamente a ir descalzos! nuestros pies van a ser una parte bastante vulnerable. Este tipo de calzado veraniego (chanclas, sandalias) también provoca una pisada más inestable, de modo que es más probable que se produzcan resbalones, los cuales pueden ocasionar golpes y rozaduras.
En el caso de que tengamos heridas, bien sea por golpes o rozaduras en los pies o en cualquier otra parte del cuerpo, aunque estés de vacaciones no olvides curarlas como recomendamos normalmente: un lavado con abundante agua y jabón y la aplicación posterior del antiséptico para heridas de Cristalmina para evitar las infecciones.
Otro aspecto que debemos vigilar es la humedad, la cual se asocia a los baños recurrentes, al calor, el sudor y dificulta la curación de las heridas.
Recuerda mantener la herida limpia y seca y aplicar el antiséptico hasta su curación definitiva.
